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La elaboración de vino en casa

¿Qué es una gran comida sin una botella de vino? Parece como si no estuviera completa. El vino es el acompañamiento perfecto para casi cualquier ocasión social, desde una boda hasta un picnic, desde un evento nocturno hasta una cita para comer. Nos hemos acostumbrado a comprar vino convirtiendo la elaboración de vino en un gran negocio, pero también puede ser un pasatiempo muy satisfactorio que los aficionados pueden realizar en casa. Se puedes llenar la bodega con vino comprado en tiendas o se puede llenar con vino hechos por uno mismo.

La enología  parece una ciencia complicada, rodeada de misterio. No es tan difícil como podría pensar. Hacer vino en casa no es mucho más complicado que cocinar una buena comida. Llevamos unos 6.000 años disfrutando del vino y antes no era necesario ser un científico para elaborarlo.

Las normas legales sobre la vinificación casera varían en cada lugar y conviene consultarlas antes de embarcarse en el proyecto. Normalmente, el vino casero no se puede vender y en algunos lugares, ni siquiera está permitido hacer vino en casa, aunque sólo sea para consumo propio.

Hace falta algún equipo básico, pero no será necesario invertir mucho dinero ni que sea alta tecnología. No hace falta mucho más que botellas y corchos, cubos y frascos, algunos tubos y un par de aparatos económicos, como un hidrómetro. Estos elementos se pueden reunir independientemente o adquirir un kit para hacer vino casero que tenga el equipo completo. También se pueden adquirir los ingredientes ya preparados para elaborar diferentes tipos de vino.

Una vez que se tiene el equipo, es el momento de decidir qué tipo de vino se va a hacer. Los vinos de uva son los más populares y si se tienen unas pocas viñas, lo mejor es hacer vino con sus uvas. Sin embargo, no es necesario tener un viñedo para hacer vino. También se puede hacer vinos del país, vinos con uvas silvestres y licores de una gran variedad de frutas, hierbas e incluso hortalizas.

Cultivar uvas puede ser muy gratificante y no se necesita mucho terreno, puede hacerse incluso en un jardín pequeño. Es importante elegir el cultivar adecuado para el clima local y para el tipo de vino que desea producir, ya sea tinto o blanco, seco o dulce.

La red  está llena de información sobre el tema. Se puede descargar un libro de recetas de vino en minutos. También hay  cursos a distancia y en línea sobre elaboración de vinos en los que puede inscribirse para recibir instrucción, asesoramiento experto y discutir con otros productores caseros.

La elaboración del vino en casa tiene mucho de arte. La diferencia es que una pintura o una escultura no se pueden beber. Al hacer vino, además de la satisfacción del proceso creativo, la recompensa es tener algo especial para celebrar el éxito y compartirlo con los amigos.

El enólogo amateur

La palabra latina "amateur" significa "amante" y originalmente se refería a alguien que hace algo por amor al arte, y no por dinero. Fueron considerados como los mejores expertos porque perfeccionaban su oficio continuamente, motivados por la alegría de hacerlo, en lugar de esperar a recibir una recompensa monetaria antes de mejorar.

Los enólogos aficionados se dedican a su labor con pasión. Con la ayuda de la tecnología moderna, el conocimiento transmitido de generación en generación y la habilidad adquirida con la práctica, pueden obtener resultados comparables a los de los profesionales.

La bioquímica de la fermentación no ha sido comprendida realmente hasta principios del siglo XX. Aun así, el proceso se ha utilizado durante más de 5.000 años. Sin necesidad de hacer nada, una uva de vino madura hasta que la piel se rompa y el jugo fermente naturalmente. Hoy, el proceso está guiado por el arte y la ciencia.

Las uvas cosechadas se ponen en una prensa donde se convierten en mosto, una mezcla de piel, pulpa y jugo. La levadura natura, que se encuentra en la piel de la uva, cerca del tallo, y la levadura añadida interactúan con los azúcares del mosto produciendo alcohol etílico, dióxido de carbono y calor. El proceso continúa hasta que se han consumido todos los azúcares o la levadura es eliminada por la acumulación de los productos de reacción. Gracias a Pasteur y otros científicos, se sabe cómo controlar el proceso para producir el resultado deseado.

Se empieza por el mosto. Quienes no son lo suficientemente afortunados como para tener un viñedo, pueden adquirir concentrados de zumo de uva. Se pone el mosto en un recipiente (una garrafa de vidrio) y se agrega azúcar, ácidos, levadura y nutrientes, como soporte para la levadura; se deja reposar 3-10 días a 24º C. Se separa el líquido de la pulpa y se deja fermentar a 18º C durante varias semanas, hasta que deje de burbujear. Se extraen los sedimentos (lías) y se guarda en botellas, acostadas, a 13º C durante seis meses (vino blanco) a un año (vino tinto) antes de probar el resultado.

Por supuesto, suena más simple de lo que es, pero tampoco está más allá de la capacidad de cualquier persona capaz de dedicarle un poco de tiempo. El proceso se puede controlar y ajustar diariamente. Gracias a los refractómetros de bajo costo para medir las concentraciones de azúcar, los hidrómetros, los termómetros, los armarios con temperatura controlada y una gran cantidad de otros artículos, el trabajo es ahora mucho más fácil de lo que ha sido durante muchos siglos.

Es un pasatiempo menos costoso que el presupuesto medio de los fanáticos de la fotografía y se obtienen resultados igualmente placenteros. Bueno, por lo menos eso es lo que uno espera.

Muchas cosas se pueden torcer mientras la naturaleza toma su curso natural, valga la redundancia. La fermentación puede fallar al principio, puede comenzar y luego cesar prematuramente de forma misteriosamente, el resultado puede ser excesivamente dulce o brumoso y lleno de sedimentos. El vino puede tener demasiada pectina, bacterias, sabor plano, sulfuroso o incluso mohoso. Pueden formarse cristales cuando el mosto se almacena en un lugar excesivamente frío o puede producirse una fermentación secundaria no deseada cuando el vino se guarda en un lugar demasiado cálido.

Los conocimientos que el enólogo amateur necesita para producir vinos que rivalicen con los de los maestros se pueden obtener de varias fuentes. Todo lo que hay que hacer es practicar ¿Quizás durante unos cien años?

Mosto de uva tinta fermentando. Hay espuma en la superficie.

Por qué hacer vino en casa

La vinicultura casera es realmente divertida. No es tan difícil hacer vino como podría pensarse, y les difícil superar la satisfacción de descorchar una botella del vino que uno ha hecho. Hay muchas historias que relatan cómo muchas horas de trabajo no produjeron nada mejor que el vinagre, pero si siguen los pasos cuidadosamente, es realmente simple acabar con algo bebible.

Cada lote de vino que se elabora es una nueva aventura. Nunca puede predecirse el resultado con total fiabilidad, pero cuando se domina la técnica, se puede estar seguro de crear vinos tan buenos como los de marcas conocidas que se venden por mucho mayor precio.

Los enólogos acaseros aseguran que hay innumerables razones para hacer sus propios vinos. Una vez que se ha dominado el arte de la elaboración de vino en casa, se puede producir vino para cualquier ocasión a una fracción del costo de una botella de una tienda. Con un poco de práctica, se pueden producir vinos espumosos y vinos fortificados. Y se pueden crear recetas propias, incluso alguno de esos vinos de nueva creación puede llegar a ganar premios.

Al hacer un vino artesano se ahorra dinero. Y si uno bebe vino regularmente, se puede ahorrar mucho dinero. Cuando se compra una botella de vino, se paga una prima sobre el precio de coste, y además se pagan impuestos. Se puede producir un vino de gran sabor con un coste de unos pocos céntimos por botella estándar.

La elaboración de vinos caseros es una actividad relativamente barata. Es posible disfrutar de este pasatiempo con una inversión mínima. Aunque es barato, ofrece grandes posibilidades creativas.

Puede ser rápido demás de fácil. Con un pequeño gasto adicional, se puede comprar paquetes  de ingredientes preparados que permiten  empezar a convertir el agua en vino en cuestión de horas.

Se pueden crear vinos  muy personales. Una vez que se ha dominado el arte de la elaboración de vinos en casa, se pueden puede crear los tipos de vino que más nos gusta beber. Los sibaritas pueden crear vinos formulados especialmente para complementar sus menús favoritos.

También se pueden hacer vinos especiales, por ejemplo, vinos con un contenido mínimo de sulfitos.

Si uno tiene un huerto con árboles frutales o unas viñas que dan un exceso de uvas, podemos aprovechar nuestros propios productos para hacer vino, o incluso una etiqueta exclusiva. Es sorprendente lo que puedes usar para hacer vino.

La vinicultura casera es ecológica. Si quieres vino biológico, hecho con ingredientes de alta calidad y sin fraude, hacerlo en casa es el camino a seguir. También se puede estar seguro de que el vino no incluye aditivos artificiales desagradables que preferiría no consumir.

El vino tiene mucho que ver con eventos sociales. Hacer vino también puede convertirse en una actividad social cuando se involucra a familiares y amigos, convirtiéndolo en un esfuerzo conjunto, desde la cosecha hasta el embotellado. O tal vez se pueda encontrar un grupo de vinicultura aficionados en la zona, con quienes reunirse para compartir ideas y experiencias.


Términos de vitivinicultura