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Vinos de verano, vinos de invierno

¿Cuáles son los mejores vinos para disfrutar en verano y cuáles son mejores durante el invierno?

Vamos a tratar de definir los vinos de verano y los vinos de invierno. El objetivo es entender las características del vino que hacen que sea más adecuado para su consumo durante el verano o durante el invierno, así como explorar los tipos, estilos y fuentes de vinos de verano. Por último, pero no menos importante, vamos a ver el maridaje de vino y comida de verano, o de invierno.

Verano e invierno

A veces, contemplar los polos opuestos ayuda a definir un concepto con mayor precisión. Así pues, comparar el verano, la estación cálida por excelencia, y el invierno, que suele ser una estación fría y tormentosa, podría ayudar a comprender mejor qué son los vinos de verano y los vinos de invierno.

Verano

Temperatura: Calor.

Estilo de vida: Al aire libre.

Tipo de ropa: Ropa ligera y refrescante en algodón y seda, normalmente de colores brillantes. Siempre hay una amplia gama de colores y estilos de ropa para elegir, pero la gente suele ser más atrevida con la ropa en verano.

La comida: Preferiblemente platos fríos y ligeros. Las ensaladas y el pescado a la plancha, o cocinado simplemente, son perfectos para el verano, el oro acompañados de verduras y frutas llenas de color. Las reuniones suelen ser espontáneas e informales, y también lo son los platos que se sirven. Es muy probable que se coma en el jardín o la terraza, y que la comida se haga en la barbacoa o en la parrilla.<

El vino: Necesita ser refrescante y relajante. El vino de su elección probablemente será un vino blanco ligero o un vino rosado, con un contenido de alcohol moderado, que se sirva frío, un vino simple, con menos roble y menor acidez, pues la refrigeración acentúa la acidez en el vino.

Invierno

Temperatura: Frío.

Estilo de vida: En el interior.

Tipo de ropa: Ropa funcional, pesada, y frecuentemente aburrida, en tejidos calientes como la lana. Suele haber menos diseños y estilos para escoger.

La comida: Platos calientes, sopas, guisados, asados, con guarniciones más pesadas. Las reuniones suelen planearse con antelación, suelen hacerse en salones interiores. La comida se hace en la cocina y se come en el comedor, sentados a la mesa.
El vino: Las comidas de invierno necesitan acompañarse de un vino estimulante, que caliente en cuerpo y el espíritu. Los vinos tintos y los blancos con cuerpo, con un contenido de alcohol más bien alto, generalmente, ​​y que se sirven a temperatura ambiente son la opción preferida. Los vinos invernales tienen más cuerpo y son más complejos, con una acidez menor, y frecuentemente envejecidos en roble. Si se ha comprado un caro vino de Borgoña, es mejor guardarlo para el invierno, sabiendo que es un vino en el que puede confiar, y servirlo con un rico estofado de carne o un asado de carne roja.

En verano

Los alimentos ácidos, como es el caso de las ensaladas con sus aliños, tienen que ir acompañados por un vino ácido. Sin embargo, un vino con algo más de cuerpo puede ocultar las deficiencias de una barbacoa donde el cocinero no es muy experto en la cocina.

En invierno

En invierno buscamos vinos que nos hagan sentir calor y confort, vinos tintos con cuerpo que resulten un placer al disfrutarlos cuando se lee al lado de la chimenea, o el brasero, y que queden bien con los platos más bien pesados que nos apetecen cuando hace frío.

Una copa de vino blanco fr'io.

Los vinos espumosos son muy populares en verano, ya que se sirven fríos.


El vino