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Dieta y diabetes

Quienes tienen diabetes y quienes tienen predisposición pueden aliviar y demorar la enfermedad con una buena dieta.

Existen múltiples aspectos en la relación entre la dieta y la diabetes. Por un lado, cualquier persona con diabetes debe tener especial cuidado con la dieta para mantener el nivel de glucosa adecuado. Por otro lado, aquellos que no tienen diabetes, pero que tienen disposición para desarrollarla, ya sea genética, ambiental o de estilo de vida, o ambos, pueden evitar la enfermedad en parte si hacen buenas elecciones dietéticas.

No es cierto, por ejemplo, que comer alimentos dulces o altamente azucarados produce diabetes. Las causas de la enfermedad son complejas y todavía no se han descifrado por completo. Pero lo que sí se sabe es que hay factores genéticos y muchos posibles factores ambientales. La cantidad de azúcar ingerida es sólo una parte.

Sin embargo, aquellos cuya dieta incluye cantidades liberales de azúcar tienden a tener sobrepeso (medido, en parte, por un IMC mayor de 27) y, por lo tanto, tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Y esto es particularmente peligroso para quienes tienden a llevar ese peso extra alrededor de la cintura.

La dieta generalmente considerada como saludable para todos es la misma dieta que ayuda a prevenir la diabetes y la que disminuye sus efectos en aquellos que ya tienen la enfermedad.

Una dieta que contenga las cantidades adecuadas de verduras, frutas y cereales integrales, así como proteínas magras, es buena para todos, incluidos los diabéticos. La grasa en sí no debe excluirse totalmente, sino que debe consumirse con moderación. Consumir una cierta cantidad es esencial para la buena salud. Claro que la grasa tiene mala reputación porque tiene más del doble de calorías que otros alimentos (9 calorías por gramo en lugar de 4) y porque hay ciertas grasas que son menos saludables que otras (las grasas saturadas son menos saludables que las no saturadas).

Un diabético debe estar preparado en todo momento para consumir un refrigerio o comer que le ayude a estabilizar la glucosa en el nivel correcto, es muy útil establecer una rutina. Una rutina lógica hace que sea más fácil controlar el nivel de glucosa y estimar el nivel probable cuando no se está viendo. Una rutina también ayuda a equilibrar el nivel de glucosa en la sangre a lo largo del día. Se deben evitar tanto los picos como las caídas.

Las personas con diabetes que también desean reducir el peso o la grasa corporal deben tener mucho cuidado. Después de consultar a un médico para establecer la mejor dieta para sus circunstancias particulares, será necesario que contar carbohidratos se convierta en una rutina regular. Lo que el cuerpo descompone para producir glucosa son ciertos tipos de carbohidratos. La cantidad de carbohidratos consumida tiene un efecto directo sobre el equilibrio glucosa-insulina tan importante para mantener la diabetes bajo control.

Si bien el consumo de proteínas o grasas no determina directamente la cantidad de insulina necesaria, estas también deben consumirse en cantidades cuidadosamente reguladas. El consumo excesivo de alimentos, sean del tipo que sean, puede llevar al sobrepeso y el sobrepeso tiene un efecto mucho peor en los diabéticos que en el resto de la población.

¿Qúe es la diabetes?

La diabetes es una condición médica que produce continuamente niveles anormalmente altos de glucosa en la sangre. Esta enfermedad que se produce cuando el cuerpo no produce la insulina adecuada, o cuando las células se resisten a usar la insulina producida. El primer caso, cuando se produce una cantidad demasiado baja de insulina, la diabetes se denomina diabetes de tipo 1. En el segundo caso, cuando las células resisten la insulina, la condición se conoce como diabetes Tipo 2. El tipo 1 constituye aproximadamente el 7% de los casos, y el tipo 2 es responsable del 90% o más. La enfermedad puede afectar a cualquiera, pero se da con mayor frecuencia entre los mayores de 60 años.

Hay otros tipos, como la diabetes gestacional que a veces afecta a las mujeres embarazadas. Pero son mucho menos comunes y, en algunos casos, temporales.

Los síntomas típicos para cualquier tipo son micción anormalmente frecuente, producida por el intento del cuerpo de eliminar el exceso de glucosa por la orina. Como resultado, es normal tener mucha la sed y necesitar beber cantidades de líquido superiores a la media.