Pasar al contenido principal

Potasio

El potasio, otra de los principales minerales en nuestro organismo, pertenece también al grupo de los electrolitos junto con el sodio y el cloro. A diferencia de lo que ocurre con el sodio y el cloro que se encuentran principalmente en los fluidos corporales que rodean a las células, aproximadamente el 95% del potasio se encuentra en los fluidos corporales dentro de las células. Aparte de su intervención en el control de los fluidos corporales, uno de los papeles más importantes del potasio es su participación en el control de cómo actúan los nervios y los músculos.

El equilibrio de electrolitos que entran y salen a través de las membranas celulares es lo que crea los impulsos eléctricos que ayudan a las células comunicarse entre sí. Estos impulsos eléctricos son también lo que hacen que los músculos se contraigan. Como uno de los músculos más grandes del cuerpo, el corazón necesita un suministro constante de potasio, y de los otros electrolitos, para mantener su latido rítmico durante las 24 horas del día. El potasio participa en el proceso de conversión de la glucosa, o el azúcar en la sangre, en glicógeno. Este mineral participa también en el control de la creación, así como el almacenamiento, de la fuente principal de combustible de nuestro organismo.

Las pruebas realizadas en personas con presión arterial alta han demostrado que el incremento de la cantidad de potasio ayuda a reducir su presión arterial. También se ha demostrado que el potasio puede ayudar a aliviar el dolor de producido por la artritis, ayudando a eliminar los ácidos que causan dolor en las articulaciones afectadas. Cuando los niveles de ácido son demasiado altos, el potasio puede ayudar a neutralizar el exceso. También puede aliviar los dolores de cabeza y las migrañas en muchos casos.

Una dieta rica en potasio puede compensar el exceso de sodio en la dieta hasta cierto punto, y también apoyar la función renal. El potasio también participa en la regulación de las contracciones musculares, incluido el latido del músculo cardíaco.

Sin potasio, los pulmones no serían capaces de eliminar dióxido de carbono, ni los riñones podrían funcionar correctamente. El potasio también participa en el control del equilibrio de agua, por lo que los síntomas de una deficiencia de potasio incluyen una sed insaciable e incapacidad para orinar.

Contar con potasio en cantidades suficientes a lo largo de la vida puede ayudar a mantener los huesos sanos y prevenir la pérdida de masa ósea, una condición que conduce a la osteoporosis.

Cantidades recomendadas

Curiosamente, no hay una cantidad diaria recomendada de potasio. Afortunadamente la mayoría de las personas son capaces de obtener suficiente potasio, simplemente por el consumo de zumo de naranja, patatas y plátanos.

El potasio es un mineral muy soluble en agua, lo que significa que cualquier exceso se elimina fácilmente a través de la orina, así que el peligro de que se acumule en el organismo es muy raro, sin embargo, los individuos que tienen problemas de funcionamiento del  riñón son propensos a tener problemas de corazón debido a la dificultad de controlar el potasio en ese caso.

Donde se encuentra

Comer frutas y verduras frescas es la mejor forma de asegurarse un suministro adecuado de este importante mineral. Los plátanos, naranjas, pomelo, kiwi, dátiles, albaricoques, ciruelas, patatas, tomates, aguacates - y otras frutas, verduras y hortalizas frescas - son excelentes fuentes potasio. El potasio también se encuentra en las legumbres, carne, pescado, aves, granos integrales y productos lácteos.

Deficiencia de potasio

Es posible que se produzca una deficiencia de potasio, especialmente como resultado de vómitos, diarrea, diuréticos, el mal uso de laxantes, y, a veces, sudoración excesiva.

El sudor excesivo al hacer deporte, por ejemplo, requiere que se repongan los electrolitos.

Los síntomas más frecuentemente asociados con una deficiencia de potasio son la retención de agua, una sed insaciable, pérdida de apetito, fatiga y sensación general de debilidad, insomnio, náusea, latido irregular del corazón, mala circulación sanguínea, problemas con el nivel de azúcar en sangre y diabetes, si la deficiencia es prolongada, dolores de oído y dolores de cabeza, hipertensión, dolor en el abdomen, nervios y músculos que no funcionan normalmente.