Los cocineros conscientes de la salud, algunas personas que hacen dieta, o simplemente aquellos que consideran que el azúcar refinado como un producto artificial, buscan una dulzura más natural y prefieren otras alternativas diferentes al azúcar o la fructosa para endulzar sus recetas. La miel, la melaza, y otros edulcorantes como el jarabe de arce, contienen minerales y vitaminas, aunque sea en pequeñas cantidades, y se consideran una opción más nutritiva.
Hay varios ingredientes que se pueden endulzar un plato sin tener que utilizar azúcar. Se podría usar jarabe de maíz, jarabes de frutas, jarabe dorado, miel, jarabe de arce, melaza, o jarabe de arroz. Estos edulcorantes, utilizados de la manera correcta, añadirían un sabor dulce. Hay que tener en cuenta que la miel y los jarabes son edulcorantes líquidos, y habrá que reducir el contenido líquido de la receta cuando se utilizan para mantener el equilibrio.
Probablemente la miel es el primer edulcorante utilizado por el hombre. La miel puede sustituir al azúcar en bebidas, compotas, frutas escalfadas o hechas en el horno, pasteles, bizcochos, y galletas. La miel también se utiliza en platos salados también.
El jarabe de arce tiene un sabor agridulce, algo parecido al del caramelo. Va bien con frutos secos y postres fríos, como soufflés, gelatinas de leche, yogur o helado. Cuando se añade a las bebidas o fruta, tiene un sabor claramente dominante.
Los siropes de maíz, arroz o de frutas se utilizan frecuentemente en la industria alimentaria, pero también tienen sitio en la cocina casera pues pueden ser un gran sustituto del azúcar en algunos platos. La melaza y el jarabe dorado se asocian inmediatamente con la palabra budín. De las muchas maneras en las que se puede utilizar la melaza, es difícil pensar en una mejor que el caso de las judías al horno, a las que dan ese sabor característico, tan típicas de la cocina norteamericana.
Todos los tipos de miel, jarabes y siropes son fáciles de almacenar, aunque la miel cambia de color y se espesa, llegando a cristalizar y volviéndose sólida, si se guarda durante mucho tiempo. El jarabe de arce debe guardarse en el frigorífico una vez abierto.