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Como guardar el té

El té debe protegerse de la luz, del aire, y de la humedad para que se mantenga en condiciones óptimas.

Los verdaderos aficionados hacen grandes esfuerzos para encontrar el mejor té. Y son capaces de pagar precios cinco veces mayores, o más, de lo que costaría comprar té ordinario en la tienda de comestibles. Pero incluso los tés más finos pueden pasarse, como ocurre con cualquier producto agrícola. De hecho, los tés más finos se pasan antes pues a menudo no tienen conservantes, o los tienen en cantidades muy pequeñas. Pero si el té se guarda adecuadamente, puede durar hasta un año en buenas condiciones.

Una lata o una caja apropiada es la mejor defensa contra el envejecimiento producido por el aire y la luz. Se pueden encontrar recipientes de materiales diferentes y hay cientos de diseños elegantes. Pero el aspecto no es lo más importante, las dos características principales que necesita tener un recipiente para guardar té es ser herméticos y ligero.

Tanto la luz solar como la iluminación interior tienen rayos ultra-violeta. Esas ondas luminosas transportan energía y pueden descomponer las moléculas del té, quitándoles el color y el sabor con el tiempo. Mantener el té en la oscuridad impide que se pueda disfrutar de la variedad de colores de las hojas de alrededor del mundo. Pero es la opción mejor para preservar el sabor y el aspecto de la  infusión.

El aire contiene oxígeno, que se combina fácilmente con una amplia variedad de moléculas orgánicas, alterándolas. Esta combinación rara vez mejora el sabor del té. La oxidación rompe las moléculas y cambia su perfil de sabor.

Pero el aire tiene más que sólo oxígeno. También transporta los olores de los alimentos, polvo, polución, y otros compuestos. Todas estas partículas pueden contaminar fácilmente el agua, las hojas de té, y las bolsitas. Mantener el té en un recipiente hermético donde no pueda entrar el aire reduce esas reacciones químicas al mínimo. Ocurrirán en muy pequeña escala cuando se abre el recipiente, pero no serán lo bastante grandes como para causar cambios detectables.

El aire también tiene humedad, moléculas de agua que flotan. Los climas oceánicos o tropicales tienen mucha más humedad que los climas desérticos, pero en todos los ambientes hay algo de humedad. El aire húmedo transporta más olores, incrementa el efecto de la oxidación y puede producir cambios químicos mayores. La humedad propicia también puede el crecimiento de moho y otros organismos que pueden estropear el té.

Mantener el interior del recipiente donde se guarda el té bien seco y cerrarlo bien para evitar que entre humedad, prolonga la vida del té y conservar mejor su sabor. Se debe escoger una lata, caja, o cofre con cierre hermético y, a continuación, poner algo que absorba la humedad que se pudiera meter dentro del recipiente.

Ya que las hojas de té continúan perdiendo humedad y secándose con el tiempo, es mejor mantener cada tipo de té en recipientes separados. El perfil de sabor de un magnífico oolong puede alterarse si se guarda cerca de un buen té rojo. El utilizar latas individuales, o una caja con compartimientos que se cierran y quedan aislados es una cuestión de conveniencia.

Guardar el té en un recipiente hermético, al resguardo de la luz, el aire y la humedad, es la primera línea de defensa. La segunda es mantener el té lejos de las especias, del calor y de otras cosas en la cocina que puedan robarle su  sabor. Cuando se guarda el té en un sitio fresco y seco, lejos de los alimentos picantes, y lejos de otros tés, lo protege y evita que sus finas hojas se degraden.

Latas y cajas para té

Hay latas y cajas para té de todos los tamaños, formas y diseños. Pocos recipientes son metálicos ya, pero los hay. Para quienes aborrecen el plástico, hay latas de metal a prueba de óxido que se pueden sellar herméticamente y mantener el té tan fresco como el día que lo compró.

Hoy se utiliza porcelana, vidrio, plástico, madera y todo tipo de materiales nuevos para hacer los recipientes. Se puede disfrutar tanto de una fina porcelana japonesa tradicional, como del último material compuesto sueco capaz de sellar una momia moderna.

Algunos son sólo recipientes redondos, octogonales, o rectangulares en los que se ponen las hojas sueltas, o las bolsas. Pero otros tienen compartimientos para mantener diferentes tipos de té separados y organizados. Las hojas de té sueltas deben mantenerse en latas separadas o buscar una caja especial con compartimentos que se cierran individualmente, o que se sellan al cerrar la tapa.

Los cofres para té suelen tener capacidad para guardar docenas de bolsitas individuales. Otra vez, el diseño vendrá dictado por el tipo de té, el tipo de bolsita de té y los elementos decorativos deseados. Las bolsas individuales son permeables al aire, por lo que es importante obtener un cofre donde se pueda sellar cada compartimento independientemente. Si se compra el té en bolsas selladas, las opciones de diseño son más amplias.

Las cajas para guardar té pueden ser pequeñas, con capacidad sólo para una docena de bolsitas, como mucho, o ser como un cofre con capacidad para más de cien bolsas. Muchas están hechas de maderas finas y su interior se parece a las cajas para guardar puros y cigarros finos. Pueden tener un acabado de teca, de cerezo, de ébano, y otros colores. Las hay con tapa de vidrio, pero hay que tener cuidado. El vidrio transmite calor mucho mejor que las maderas finas, así que se deberá guardar la caja en algún sitio oscuro, fuera de la luz del sol. Además, los rayos ultra-violeta pueden degradar tanto las bolsas de malla fina como las propias hojas de té, por lo que deben mantenerse en la oscuridad.

En cualquiera de los dos estilos de recipientes, lata o caja, los tés finos se pueden mantener frescos durante meses. Hasta un año, dependiendo de cuán a menudo se abren y cómo el té sí mismo esté envuelto. Tanto el metal fino y flexible como el papel plastificado pueden sellarse muy bien. Los envoltorios de malla fina permiten la exposición del té al aire. Pero este tipo de mallas a menudo se utilizan para los mejores tés, que se consumen con bastante rapidez.

Té suelto.

Al igual que ocurre con el café y otros productos de materia orgánica, el té puede degradarse y ponerse rancio. El oxígeno del aire, y las otras sustancias que el aire transporta, pueden destruir las más finas hojas de té, o impregnarlas de olores y sabores desagradables. Afortunadamente, hay un una gran variedad de latas y cajas especiales para guardar té que pueden evitar esos problemas. Las cajas de maderas finas mantendrán el té fresco a la vez que constituyen un elemento decorativo en la cocina.

Ya se quiera sólo una lata barata para guardar unas cuantas bolsas de té, o se desee tener una pieza de artesanía que pueda contener centenares de ellas, seguro que hay un recipiente del tamaño, diseño y precio perfecto.