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Conservar las hierbas

Además de secarlas y congelarlas, las hierbas pueden preservarse en aceite, en vinagre, como salsa o mantequilla aromatizada, o en infusión.

Poder preservar las hierbas permite disfrutar el sabor de las hierbas cuando están fuera de temporada, o aprovecharse de su abundancia en un momento dado. Es fácil preservar las hierbas para poder usarlas más tarde, sólo se necesita tiempo y algo de imaginación.

Una vez que la temporada de cosecha ha llegado otra vez, y se ha recogido suficiente cantidad de hierbas frescas como para empezar a conservar un nuevo lote, es mejor deshacerse de las hierbas del año anterior, para que se pueda empezar de nuevo con hierbas frescas.

Preparación

Cuando se cultivan hierbas en el jardín, o se recogen hierbas silvestres, el mejor momento para recoger hierbas para preservar es por la mañana temprano, justo después de que el rocío se haya secado,  pero antes de que el sol caliente fuerte. Se deben cortar en el punto de crecimiento adecuado, que normalmente es justo antes de que florezcan. Sus aceites aromáticos estarán en su mejor momento entonces.

Se deben lavar con agua limpia y secarlas bien antes de intentar hacer cualquier otra cosa. Es necesario estén bien limpias antes de añadirlas a nada, ya que de otra forma podrían contaminar los platos a los que se incorporen.

Conservación

Las hierbas se pueden conservar de varias formas. Lo que normalmente se hace es secarlas o congelarlas; sin embargo, también pueden conservarse en aceite, e salsas, como mantequillas aromatizadas, y como infusiones.Con estos métodos de conservación, se puede disfrutar de las hierbas aromáticas hasta que llegue la siguiente temporada de cosecha.

Hierbas secas

Hay dos métodos básicos para secar hierbas: secado al aire o secado por calor.

Para secar al aire, se hacen ramilletes que después se cuelgan en un lugar seco y oscuro, pero donde pueda circular el aire. Esto podría ser una despensa, un armario, una habitación, o un cobertizo. Las hierbas necesitan protección contra el calor y la luz directa. Deben revisarse regularmente para comprobar que no aparece moho. Cuando están secas, se separan las hojas, desmenuzándolas si hiciera falta, y se guardan en frascos oscuros, bien apretadas para que no haya aire, y se almacenan en un lugar oscuro y fresco.

También se pueden secar las hierbas al calor, en una bandeja en el horno, a baja temperatura, o en el horno de microondas.

Para secarlas en el microondas, las hierbas se ponen en un trozo de papel absorbente y se calientan durante 30 segundos.  Se dejan enfriar y se comprueba si están suficientemente secas, hasta el punto de que se quiebren fácilmente. Si no lo estuvieran, se las calienta de 10 en 10 segundos, comprobando cada vez, hasta que lo estén.

Para secarlas en el horno a baja temperatura. Sólo hay que calentar el horno a la temperatura  más baja, distribuir las hierbas sobre una bandeja de horno y dejar la puerta entreabierta. Se comprueba si ya están de vez en cuando si están secas. Lo están cuando se vuelven quebradizas.

El secado por calor es mucho más rápido que el secado al aire. Cuando se comete una equivocación, se sabe enseguida y se tiene tiempo para preparar un nuevo lote de hierbas y volver a intentarlo.

Hierbas congeladas

La congelación es también muy simple. Sólo hay que poner las hierbas picadas en una bandeja de cubitos de hielo, cubrir con agua y congelar. Cuando los cubitos están sólidos, se sacan, se guardan en bolsas de polietileno etiquetadas y se vuelven a poner en el congelador.

Hierbas en aceite

Para conservar las hierbas en aceite, se llena un frasco con hierbas hasta la mitad y luego se cubren con aceite vegetal, como el aceite de oliva. El frasco se sacude todos los días durante al menos dos semanas, y después se cuelan las hierbas y se guardan en frascos limpios, cubiertas con más aceite.  La fecha de caducidad es la misma que la del aceite origina.

 Si se prefiere, se pueden dejar las hierbas más tiempo para que se intensifique el sabor. Cualquier tipo de hierba se puede conservar en aceite, y también otros condimentos simples, como el ajo.

Mantequillas aromatizadas a las hierbas

Las mantequillas de hierbas son fáciles de hacer, y pueden considerarse una forma de preservar su sabor. Basta utilizar 4 cucharadas, colmadas, de hierbas picadas por cada para 250 g de mantequilla. Se mezclan bien, y se enrolla dándole forma cilíndrica. Enfriar en la nevera durante al menos una hora antes de usarla. Para utilizarla, se cortar en ruedas.

La fecha de caducidad será la misma que la de la mantequilla, pero se puede congelar los discos para que se conserven durante más tiempo. Los discos se congelan en una bandeja y luego se guardan en bolsas de plástico, debidamente etiquetadas. Se pueden utilizarlas directamente desde el congelador si quieres.

La mantequilla aromatizada es una forma de convertir un simple pescado hervido en algo sabroso, y también pueden utilizarse con carne o verduras a la plancha sin necesidad de tener que hacer salsas complicadas. La mantequilla aromatizada congelada se conservará durante unos tres meses.

Hierbas conservadas en vinagre

La salsa de menta es un buen ejemplo de cómo conservar hierbas de esta forma. Basta picar una buena cantidad de menta. Se añade un poco de vinagre de vino blanco, una cucharadita de azúcar, se remueve hasta que el azúcar se disuelva, comprobando el sabor. La fecha de caducidad es la misma que la del vinagre con que se hizo.

Infusiones                                                                                                          

Es muy fácil hacer una infusión. Basta con cubrir las hierbas frescas con abundante agua hirviendo de  20 a 30 minutos. Durante mucho tiempo se han utilizado este tipo de infusiones para enjuagar el cabello, refrescar la ropa, darse un baño de vapor como limpieza facial, o para tonificar la piel después de la limpieza. También puede utilizarse este líquido como condimento para darle sabor a hierbas a cualquier guiso. La infusión de hierbas puede dejarse enfriar y congelarse en cubitos.

Secar hierbas

Algunas hierbas se cultivan simplemente por su fragancia y belleza en el jardín, pero son muchas las hierbas que se cultivan y se cosechan, una vez que han crecido, por otros motivos. Puesto que se usan como medicinas, condimentos, aromatizantes, o productos de belleza. Esto requiere utilizar técnicas de conservación adecuadas. Secarlas es el método más popular.

Existen diferentes métodos de secado que ya se han mencionado anteriormente. Vamos a ampliarlos.

Secar en bolsa

Muchas hierbas tienen flores, y en algunos casos se cosechan las semillas. Una de las formas más fáciles de hacerlo es dejar que la flor se seque sobre un trozo de papel, y luego doblar  el papel para dejar que las semillas caigan en una bolsa. Para conservar las hojas hay algunos pasos adicionales.

Deben retirarse las flores y raíces del tallo, y enjuagar los tallos con hojas, dejándolos a remojo en agua unas pocas horas. De esta forma se soltará la tierra aun pegada a la planta que no se pudo eliminar con el lavado. Luego se sacan los tallos del agua y se ponen sobre una toalla, o un papel y se dejan secar al aire.

Después se pone la planta en una bolsa de papel, con el extremo donde estaba la flor hacia abajo, y dejando que los tallos sobresalgan de 2 a 5 cm de la bolsa. La bolsa se ata alrededor de los tallos y se coloca boca abajo. Al revés, es decir, desde el punto de vista de la planta. En otras palabras, poner la bolsa en su base, con los tallos hacia arriba. Los aceites de los tallos se moverán por acción capilar hacia las hojas, donde se saturan con sabor o aroma.

Aproximadamente en una semana o dos, si el aire es moderadamente seco, las hojas se vuelven quebradizas y se desmoronan fácilmente. Se debe evitar que las hojas se rompan durante esta etapa, simplemente se separan y se ponen en un frasco hermético. Más tarde se pueden poner en una almohadilla, para dar buen olor, o se desmenuzan para condimentar la comida, cuando sea el momento de utilizarlas.

Bandeja

No hay necesidad de mantener los tallos para secar las hierbas en una bandeja, basta con las hojas. Se limpian como antes y se extienden sobre la bandeja, sin que se superpongan. A continuación, se pone la bandeja en una zona oscura y bien ventilada. Una vez al día se les da la vuelta a las hojas de la bandeja una vez al día para asegurarse de que se sequen de forma uniforme. Estarán listas en unos pocos días.

Horno de microondas

Este es un método rápido para secar hierbas. Se poner las hierbas en una toalla de papel de cocina, o un plato de cartón. Esto ayuda a absorber los líquidos mejor que lo haría un plato apto para microondas. Se secan durante un par de minutos a potencia media o baja. Es mejor utilizar la potencia media o la baja para evitar que se quemen. El tiempo exacto variará en función del tipo y la cantidad de hierbas a secar, pero 2-3 minutos es adecuado para la mayoría.

 

Se comprueba el grado de sequedad rozando una hoja entre el pulgar y el índice. La hoja debe ser estar quebradiza, y desmenuzarse sin necesidad de hacer mucha presión. Si no, se calientan de nuevo en intervalos de 20-30 segundos hasta que haya alcanzado la sequedad adecuada.

Nota – Hay un momento en el cual se está secando las hierbas, pero al instante siguiente ya no.  Los hornos de microondas operan agitando las moléculas de agua dentro de los alimentos, haciendo que se caliente y se evapore. Después de que se ha eliminado la humedad, ya no hay nada que secara y se puede dañar el aparato. Además, si la potencia es demasiado alta o el tiempo demasiado largo, se puede cocinar las hierbas sin querer. Debe experimentarse hasta encontrar el punto adecuado.