El queso y la dieta
El queso es uno de los alimentos más saludables que podemos encontrar.
Su mala reputación proviene de su contenido de grasa, pero si se consume con moderación, y teniendo en cuenta que existen quesos bajos en grasa, se pueden obtener todos sus beneficios sin ningún peligro para la cintura.
El queso tiene un alto valor nutricional
Servido en una porción adecuada, el queso proporciona una gama de nutrientes muy valiosos. Una porción de 30 g de queso duro puede proporcionar algo más de 7 gramos de proteínas y algo más de 200 mg de calcio. La caseína, la proteína abundante en el queso, es una proteína completa, que contiene todos los aminoácidos esenciales. El queso también contiene fósforo, que es un mineral vital para mantener un cuerpo sano, y sodio, que es fundamental para regular la actividad celular y la actividad cardíaca.
Se necesitan alrededor de 10 litros de leche para producir 1 kg de queso, y casi todos los nutrientes de la leche original se conserva en el producto final. Por lo general, hacer queso a partir de la leche conserva todas sus vitaminas y minerales.
Se deben tomar algunas precauciones para obtener preservar esos nutrientes. El queso debe almacenarse a largo plazo entre 1º C y 4º C. Una que se expone al aire, tanto la temperatura como los microorganismos actúan rápidamente. El sabor se desvanece cuando el aire y el calor secan el queso, mientras que algunos tipos de moho crecen en la superficie y también estropean el sabor, aunque sean inofensivos para la salud.
A corto plazo, el queso se mantiene bien a temperatura ambiente. De hecho, los mejores quesos se sirven a temperatura ambiente, para que puedan ofrecer todo su sabor y su aroma. Cuando un alimento sabe bien, facilita el mantener una dieta saludable. La comida sosa y sin textura no es un incentivo para comer bien. De hecho, si se envuelve de forma adecuada, el queso es una fuente de nutrientes que se puede transportar.
Muchos quesos contienen porcentajes sustanciales de grasa. Pero, aunque la grasa ha sido el tema central de una gran cantidad de discusiones científicas, la grasa es algo saludable tomada con moderación.
La grasa es densa en calorías, pues cada gramo de grasa proporciona alrededor de 9 calorías, y esta es la causa de gran parte de su mala reputación. En una dieta saludable es necesario observar la cantidad de grasa consumida tanto como el tipo de grasa que se consume. Es posible ingerir una gran cantidad de calorías con una cantidad muy pequeña.
Muchos tipos de queso tienen un contenido alto en grasa y sodio, pero hay otros tipos de queso cuyo contenido es más bajo. La clave está en preocuparse por averiguar la composición del tipo de queso que se consume y moderar las raciones.
Quesos bajos en grasa
Aunque el queso es uno de los alimentos más sanos que podemos consumir, con moderación, existe la preocupación por su contenido de grasas, y particularmente de grasas saturadas. Aparte de su contenido calórico, la grasa saturada contribuye al incremento de colesterol “malo.”
El queso no es sólo un alimento muy tentador, sino que es un ingrediente común en una amplia gama de recetas – pasta, pizza, fondue, bocadillos tostados como el rarebit galés o el croque monseiur francés, algunas sopas, gratinados, ingrediente en salsas y aliños, y la lista sigue – así que reducir el consumo puede ser muy difícil.
Los vegetarianos a menudo encuentran fácil eliminar muchos de los productos de origen animal de sus dietas, para luego descubrir que el queso está en todas partes. Ir a un restaurante y encontrar algo en el menú absolutamente sin productos de origen animal se convierte en un verdadero desafío.
Los quesos bajos en grasa pueden ayudar a resolver el dilema de las grasas saturadas
Puesto que el queso se hace de leche, es posible utilizar diversas tipos de leche para producirlo. Aunque la naturaleza no es tan complaciente como para producir una leche baja en grasa, podemos agradecer al ingenio de los químicos que han encontrado una manera segura de producirla. Aunque la leche natural varía en la cantidad de grasa que contiene, normalmente es del 3% y puede ser algo mayor. La leche que tienen un 2% o menos de grasa se considera baja en grasa. La leche desnatada contiene 1% o menos de grasas. Hacer queso con leche baja en grasa es más difícil pero hay algunos dignos de consideración.
Una forma de reducir la grasa total del queso es la estrategia de dividir y conquistar. Se puede servir queso hecho con leche entera después de las comidas, cuando el apetito está satisfecho, pero cocinar el plato principal con queso semidesnatado.
A la hora de cocinar, sin embargo, hay que considerar que la forma en que se funde el queso depende de su contenido en grasa. La mayoría de los quesos bajos en grasa no se funden produciendo una textura tan suave como el queso regular. La falta de moléculas de grasa saturada hace que el resultado sea grumoso o fibroso. Si se aumenta la temperatura o se alarga el tiempo, a menudo el queso se quema.
En algunos casos, existen técnicas que permiten superar esta limitación. Si se coloca el queso entre las tiras de pasta, por ejemplo, mejora el resultado. La pasta queda bien con el queso bajo en grasa, aunque no se derrita y produzca una textura tan suave. Cuando se trata de colocar el queso encima del plato, se puede poner más tarde en el ciclo de cocción, así se calienta, pero no se derrite por completo.
Aunque la grasa hace que la comida sepa mejor y si se opta por consumir sólo queso desnatado hay que estar preparados en hacer sacrificios en cuando el sabor<. Hacer un queso bajo en grasa que sepa tan bien como el queso regular sigue siendo un reto. Mezclar queso desnatado con queso graso puede ayudar a reducir la cantidad total de grasa saturada consumida y puede que esto sea suficiente.