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Cocina irlandesa

Platos sencillos pero muy satisfactorios son la contribución de la cocina irlandesa en el mundo.

La cocina irlandesa es el resultado de sus circunstancias históricas tanto como de los alimentos disponibles, ya sean ganado y pesca, o las cosechas cultivadas. Hoy en día, la cocina irlandesa  usa las verduras y hortalizas frescas y el pescado tanto como la carne de cerdo, curada o en forma de salchichas y morcilla, y la mantequilla salada, ingredientes de la dieta irlandesa en la Edad Media, o las patatas, que llegaron a la cocina irlandesa en el siglo XVI.

Quien prueba la comida irlandesa tradicional, se da cuenta de que son platos hechos con ingredientes sencillos y baratos. Se procura aprovechar al máximo los ingredientes disponibles y no tirar nada. Esto se debe a que gran parte de la población vivió en la pobreza durante muchos períodos de la historia irlandesa. Por supuesto, los tiempos han cambiado, pero las comidas tradicionales todavía están fundamentadas en esta larga y rica historia.

Tradiciones culinarias irlandesas y su origen

Basta echar un vistazo a una receta irlandesa tradicional para apreciar que sólo hay unos pocos ingredientes. Tampoco se utilizan muchos condimentos, la sal y la pimienta son los más comunes y a menudo los únicos. Las patatas, el repollo, el tocino o la carne de cerdo curada, el cordero, el pan, otras verduras y hortalizas, y la carne de vacuno se encuentran entre los ingredientes tradicionales. Debe observarse que el cordero, la carne de vacuno y la carne de cerdo fresca son adiciones relativamente recientes, mientras que las patatas se convirtieron en el alimento básico principal de la dieta irlandesa desde su introducción.

Además de preparar los alimentos de la forma más simple, se hace énfasis en no desperdiciar nada. El cerdo, ganado común en Irlanda, es un ejemplo perfecto. Todo se come, desde la carne hasta los despojos;  manos, tripas y sangre, que se convierte en un tipo de morcilla, nada se desperdicia.

Los platos más tradicionales son muy simples.

  • Sopa de patata irlandesa - Una sopa de leche y caldo, sus ingredientes principales son patatas y cebollas.
  • Colcannon – Un plato cremoso hecho con puré de patatas y repollo o col rizada, a veces también se añade un poco de tocino.
  • Coddle – Un plato de salchichas con patatas cocinado al vapor o hervido.
  • Boxty – Tortitas de patata, hechas con patata rallada y puré de patata, fritas en aceite en una sartén.
  • Estofado irlandés – La receta tradicional sólo tiene cordero, patatas y cebollas. Sin embargo, recetas más modernas añaden otras verduras más y lo hacen con otros tipos de carne.
  • Carne de cerdo hervida con repollo – Un plato irlandés donde los haya, consiste en hervir carne de cerdo curada, añadiendo repollo al final. A veces se añade cebolla y se endulza con azúcar moreno.

Este enfoque irlandés hacia la comida como sustento más que como placer se hizo mucho más marcado después de la gran hambruna sufrida al fallar la cosecha de patata. Desde la década de 1990 la cocina irlandesa se abrió a las influencias europeas y se han abierto restaurantes y escuelas de cocina internacionales. Aunque los restaurantes y alimentos internacionales sean bastante comunes, las tradiciones todavía se mantienen. No podía ser menos cuando se basan en una historia larga y rica.

Las patatas en la historia irlandesa

Es muy probable haber escuchado algo sobre la importancia de las patatas en la vida de los irlandeses, incluso quienes no están muy familiarizados con la historia de Irlanda, pues ha sido tema central de libros y películas de cine. Decir que las patatas han sido muy importantes en la historia de Irlanda no es ninguna tontería. Entender el papel que jugaron ayuda a pintar una imagen más clara de su importancia culinaria y cultural, incluso hoy en día.

La patata se introdujo en Irlanda a finales del siglo XVI. Llegaron a Europa desde de América del Sur  de la mano de los conquistadores españoles, o así se cree. Resultaron ser una cosecha muy atractiva debido a su contenido de vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos, y a su fácil cultivo. Curiosamente, los seres humanos pueden realmente subsistir comiendo sólo patatas y durante bastante tiempo eso es lo que ocurrió en Irlanda. La dieta de los pobres católicos realmente no tenía más que patatas y leche. De hecho, durante gran parte de este tiempo, se pensaba que los campesinos que vivían a base de patatas estaban más sanos que los ricos, cuyo alimento básico era el pan.

Las patatas tenían también otra atracción para los campesinos pobres católicos, ya que producen grandes rendimientos, incluso cuando se cultivan en áreas pequeñas. Esto fue esencial para su supervivencia, pues las Leyes Penales que se introdujeron en Irlanda en la década de 1660, impusieron muchas restricciones a los católicos que vivían allí. Las cosas empeoraron hasta el punto de que se prohibió por ley comprar tierras, o traspasar las tierras que poseían a sus herederos, a los católicos romanos. La ley finalmente fue derogada, pero se siguieron manteniendo grandes restricciones, y durante el siglo siguiente esas leyes volvieron a estar en pleno apogeo, poniendo a la mayoría católica en una posición muy difícil.

Los católicos estaban ahora a merced de los intermediarios protestantes quienes les alquilaban tierra de cultivo. Se encontraban amontonados en parcelas pequeñas, enfrentados al desafío diario de proveerse de un sustento adecuado. Además, el gran crecimiento de la población irlandesa hizo de la patata un elemento de supervivencia durante este período.

Debido a la dependencia de su dieta en las patatas, los irlandeses eran vulnerables a las inclemencias del tiempo, y se arriesgaban a pasar hambre si las cosechas eran pobres. Eso fue exactamente lo que ocurrió en 1740, cuando el clima frío y húmedo produjo una hambruna que duró hasta 1741. Algo más de un siglo después, en 1845, fue cuando tuvo lugar la gran hambruna irlandesa, cuando una enfermedad, el tizón de la patata, destruyó cosecha tras cosecha durante un período de 7 años. Se estima  que un millón de irlandeses murieron durante ese tiempo, y otro millón de personas salió del país en busca de una vida mejor. Fue una época devastadora. Pero cuando el país se recuperó, eventualmente, la patata continuó siendo el cultivo básico de Irlanda.

Incluso hoy, las patatas siguen siendo una parte importante de la dieta irlandesa. Se cocinan en guisos, sopas, pan y otros platos tales como tortitas de patata. La patata también tiene un lugar prominente en la cultura, ya que aparece en los nombres de pueblos y accidentes geográficos, la literatura y el arte.

Si se prueba un buen plato de la cocina tradicional irlandesa, se puede apreciar que es sabroso, reconfortante, y casi seguro que tiene patatas.

Estofado irlandés, o Irish coddle, en un plato.

Desayuno irlandés

El término desayuno irlandés se refiere a un desayuno de cocina completo que incluye una selección de alimentos fritos, principalmente derivados del cerdo y huevos. Un desayuno muy energético, similar al desayuno inglés. Actualmente, sólo se sirve a diario en pubs, hoteles y restaurantes. En casi todos los hogares, se reserva para el fin de semana, como desayuno o brunch.

Un plato de desayuno irlandés debería tener huevo, salchicha, tocino curado, morcilla, morcilla blanca, todo frito en mantequilla. Se acompaña con pan de soda tostado. A veces aparecen tortitas de patata, pero no es lo más corriente. Se pueden añadir champiñones o tomates a la parrilla, como se hace en un desayuno inglés.

También se preparan desayunos en bocadillo, donde se rellena media barra de pan francés con los ingredientes que aparecerían en el plato, huevo, tocino, salchicha y morcilla en rodajas, condimentados con kétchup de tomate o salsa marrón.

Leche y cereales es lo más común a la hora del desayuno, como lo eran antes de que se instaurara la tradición del desayuno completo, allá por 1880. Así que se puede empezar así el día, pero se le puede dar un toque del país añadiendo pan de soda tostado y queso Cheddar irlandés.

Se puede beber té irlandés, mezcla para desayuno, aunque el café es también muy popular.  Muchas personas empiezan el desayuno con un vaso de zumo de naranja.


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