La salsa de caramelo es una salsa dulce deliciosamente fácil de preparar que puede mejorar casi cualquier postre. Su sabor cremoso y dulce la convierten en un acompañamiento ideal para acentuar los sutiles sabores de crepes, gofres y helados. Otra ventaja es que se prepara en cuestión de minutos Además, esta versátil opción puede servirse caliente o fría.
La salsa de caramelo puede aromatizarse con vainilla, con ralladura de naranja (o algún otro cítrico) o con algún licor, además de poder añadir un poco de sal para resaltar aún más el sabor dulce y convertirla en una salsa de caramelo salado.
Ingredientes
Instrucciones
En un cazo alto, combinamos el azúcar, agua y zumo de limón y los llevamos a ebullición, removiendo ligeramente para disolver el azúcar. Cuando se haya disuelto el azúcar, tapamos el cazo y dejamos que el almíbar hierva 2 minutos.
Destapamos el cazo y dejamos que el almíbar llegue al punto de caramelo (160° C) con cuidado de bajar el calor cuando el almíbar empiece a tomar color para evitar que se oscurezca demasiado. Se puede sacudir ligeramente el cazo para distribuir el color, pero no se debe remover.
Una vez que el almíbar esté a punto de caramelo, tendrá un color dorado oscuro. Entonces, retiramos el almíbar del calor y dejamos que se enfríe 4-5 minutos.
Calentamos la nata líquida hasta el punto de ebullición y añadimos un poco, 3-4 cucharadas, al almíbar y removemos para que se mezclen. Continuamos añadiendo el resto de la nata líquida al caramelo, despacio y removiendo.
Volvemos a poner el cazo al calor hasta que se haya disuelto todo el caramelo. Una vez disuelto todo el caramelo, retiramos el cazo del fuego y dejamos que se enfríe completamente.
Cuando la salsa de caramelo esté fría, incorporamos la leche para aligerarla, si fuera necesario.