Los postres no son lo más importante en la cocina italiana. Es una lástima, ya que hay varios que podrían ser servidos con orgullo en los restaurantes más finos, y de hecho lo son. Un ejemplo destacado es el tiramisú.
Ingredientes
Instrucciones
- Batimos el huevo con la sal. Echamos el azúcar y seguimos batiendo que quede esponjoso.
- Añadimos el mascarpone y mezclamos bien.
- En un cuenco pequeño y ancho, mezclamos el café, el ron, y el brandy. Mojamos un bizcocho de soletilla en esta mezcla de café hasta que se empape. Lo retiramos y lo colocamos sobre papel encerado. Repetimos la operación con los bizcochitos restantes.
- Vertemos parte de la mezcla de huevo y queso encima.
- Alineamos dos bizcochitos uno al lado del otro y colocamos dos más encima, en posición transversal. Vertemos un poco más de mezcla de queso y huevo.
- Colocamos encima otros dos bizcochos de soletilla, atravesados sobre los segundos, y cubrimos con más mezcla de queso y huevo batido.
- Levantamos el postre, con cuidado, agarrando el papel encerado por los bordes, y lo metemos en la nevera. Refrigeramos durante toda la noche.
- Al día siguiente, cuando sea el momento de servir, pasamos el tiramisú a un plato y espolvoreamos el cacao en polvo por encima.
La preparación física también varía de un cocinero a otro. A muchos les gusta usar flaneras individuales para mantener cada bizcochito de forma individual durante la etapa de refrigeración, para apilarlos después. Algunos hierven el azúcar con un poco de agua para preparar un almíbar y esto es lo que se añade a la mezcla. Este almíbar espesa el tiramisú y le da un sabor muy dulce. Eso demuestra una influencia francesa, ya que los italianos se inclinan más hacia las especias y los sabores terrenales que a los azucarados.
Lo mejor es probar todos los estilos y así encontrar el estilo de tiramisú que se adapta a cada paladar. La comida siempre se refiere a los gustos individuales. Cualquiera puede experimentar y crear su propia versión de esta receta.