Saber aprovechar las sobras de comida es una habilidad de todo buen cocinero.
La mejor forma de manejar las sobras de comida es que no las haya, a menos que sea ese el propósito. Si se planifican los menús cuidadosamente y se cocina midiendo bien las cantidades, no debería haber sobras.
Se puede hacer más cantidad de la requerida de algunas cosas con el propósito de que queden restos y esos restos faciliten la comida del días siguiente. Esto es algo que practican las personas ahorradoras y los que se preocupan por gestionar bien sus recursos. Con un sólo pollo, o dos, si caben en el horno, se puede servir pollo asado el domingo, croquetas el lunes, y sopa de pollo el martes.
Por supuesto, cuando queda comida, lo último que hay que pensar es en tirarla. Presentamos una colección de ideas que se pueden utilizar como punto de partida para crear recetas personalizadas con el deseo de que nunca más sea necesario deprimirse al ver cuanta comida ha sobrado.
Lo primero que hay que hacer con los restos de comida, cuando los hay, es conservarlos bien. Normalmente se enfrían a temperatura ambiente y se refrigeran hasta que se vayan a utilizar. Una forma de enfriar rápidamente los restos de comida es meter el recipiente que los contiene en agua helada. Los restos pueden conservarse durante diferentes período de tiempo, dependiendo del método de cocción y el tipo de alimento. Por ejemplo, las espinacas a la crema se deberían conservar solamente 24 horas, como máximo, deben usarse o deshecharse pasado ese tiempo.
No se deben guardar juntos restos de comida de dos días diferentes.