Risotto milanés
El risotto milanés marca el baremo contra el cual se miden todos los otros platos de arroz a la italiana.
Ingredientes
Instrucciones
- En una cazuela, calentamos la mitad del aceite de oliva y la mitad de la mantequilla. Freímos la cebolla hasta que se dore bien y la retiramos.
- Añadimos el resto de la mantequilla y el aceite y las calentamos con un calor medio.
- Echamos el arroz y removemos despacio para que los granos se cubran con el aceite y la mantequilla, adquireiendo el sabor de la cebolla frita.
- Añadimos 2 tazas de caldo, el azafrán y el vino. Dejamos que hierva despacio, removiendo suavemente,
- Cuando el líquido se haya basorbido, añadimos una taza más de caldo, removiendo.
- Contiuanmos cocinando y añadiendo líquido hasta que el arroz esté hecho, unos 20 minutos.
- Cuando esté listo, mezclamos el queso rallado con el arroz, si se susa, o lo espolvoreamos por encima, rectificamos la sazón y servimos.
Es difícil hacer un plato de arroz y dominar la técnica es uno de las cosas que debe hacer un gran cocinero.
¡Buena suerte y appetito buono!
Notas
Como se hace con caldo y vino, y también se termina con queso rallado, no debería necesitar más condimento.
Hay muchas variaciones del risotto milanés y todas ellas son igual de sabrosas. Por ejemplo, se podría dejar la cebolla frita y añadir otras verduras, hortalizas, setas, y jamón o carne cocida. Se puede hacer un risotto con espinacas, calabacines, champiñones, y jamón de Parma. También se puede terminar con nata líquida o mantequilla además de queso rallado.
Es posible hacer un risotto puramente vegetariana es posible, por supuesto. Se puede sustituir el caldo de pollo por caldo de verduras, o caldo de setas, por ejemplo.
El carácter importante de risotto debe mantenerse en cualquier receta, sin embargo. Eso quiere decir, que el resultado final debe ser cremoso, no picante. El arroz no debe pegarse, los granos deben poder moverse libremente. Si se pega, es posible que se haya sido un poco tacaño con el aceite de oliva.
Asegúrese de remover con la suficiente frecuencia para mantener los granos bien expuestas al líquido y viceversa. Se necesita práctica para hacer un buen risotto y no hay que desanimarse si el primer intento no queda perfecto.