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Tocino de cielo

Un postre muy dulce que se hace mezclando huevo batido un con almíbar templado y cociendo la mezcla al baño María en moldes caramelizados.

Ingredientes

1 huevo (entero)
250 g azúcar (y 3 cucharadas para el caramelo)
350 ml agua (y 1 cucharada para el caramelo)

Instrucciones

Para hacer el caramelo, calentamos las 3 cucharadas de azúcar y la cucharada de agua en una flanera hasta que tengan un bonito color dorado. Inclinamos la flanera hacia todos los lados para que el caramelo cubra por igual el fondo y pare de los lados. La dejamos aparte.

Hacemos un almíbar ligero, a punto de hebra fina, calentando el agua y el azúcar en un cazo a fuego medio 12-15 minutos. Dejamos que repose.

Batimos las yemas y el huevo entero en un bol. Las incorporamos al almíbar, poco a poco, sin dejar de batir. Cuando el huevo y el almíbar estén bien mezclados, los pasamos a la flanera caramelizada. La tapamos.

Metemos la flanera dentro de una cazuela con agua hirviendo y dejamos que el tocino de cielo cueza al baño de María hasta que esté cuajado, 20-30 minutos.

Sacamos el tocino de cielo del baño María. Dejamos que se enfríe hasta alcanzar la temperatura ambiente y lo refrigeramos durante unas horas antes de desmoldarlo.

Tocinillo de cielo en un plato.
Rendimiento
4 raciones
Tiempo de preparación10
Tiempo de cocción45
Tiempo total
55 minutos

Notas

El tocino de cielo queda mejor cuando el huevo se bate a mano. Al mezclar el huevo y el almíbar con la batidora entra demasiado aire.

Para evitar que el vapor se condense en la tapadea y vuelva a caer sobre la mezcla de huevo, se pone una servilleta, entre la tapadera y la cazuela. También podemos envolver la tapadera con un paño de cocina limpio y no destaparla hasta que acabe la cocción.

El tocino de cielo se puede hacer en moldes individuales. A veces se le llama tocinillo de cielo cuando se hace en moldes pequeños.

Origen

Cocina andaluza

El tocino de cielo tiene su origen en los monasterios de Jerez de la Frontera en el siglo XIX. Las monjas hacían este postre para aprovechar las yemas que sobraban al clarificar el vino.