Anadalucía es lo que se encuentra en el sur de España.
Andalucía, donde el calor abrasador del verano ha producido una gran variedad de sopas frías, y donde la influencia árabe todavía está presente en los ingredientes y los métodos de cocción.
La cocina en Andalucía
Las tapas se sirvieron primero en las posadas andaluzas cuando todavía se viajaba en coches de caballos. Las tapas empezaron como lonchas de jamón o queso para tapar el vaso de vino y evitar que cayeran los insectos. Han evolucionado hasta convertirse en pequeños bocados que permiten probar una buena muestra de la increíble variedad de la cocina Andaluza en una sesión. No hay que olvidar que de esta región vienen el jamón de Jabugo, el jamón serrano más preciado, y las mejores aceitunas. Les acompañan patatas picantes, pescadito frito, sin nada o adobado, atún rojo, quisquillas, langostinos de Sanlúcar y gazpachos, porque hay más de una receta de gazpacho. La influencia árabe en la cocina andaluza se muestra en su selección de especias y el abundante uso de la miel y los frutos secos. Las monjas católicas en los conventos andaluces son famosas por sus productos de confitería; al investigar el origen de algunas de sus recetas se pueden llegar fácilmente hasta el siglo XV.
Las especialidades tradicionales, hechas en Andalucía como en ningún otro lugar, incluyen el gazpacho; caracoles en salsa, picantes; estofado o sopa de rabo de toro; pescadito frito; bienmesabe pescado adobado y frito; pipirrana, ensalada con pimientos; potaje de Cuaresma, espinacas con garbanzos; cocido andaluz; yemas dulces; buñuelos, masa frita con relleno; pestiños, tortas planas fritas servidas con azúcar y canela, o rociados con miel; polvorones y mantecados.